Ulhoa, el académico

Wanderlino Arruda

Fue es lunes pasado, en un salón aún de gran nobleza, en pleno Centro Ínter escolar de Artes, el Lorenzo Fernández, que mi amigo José Gançalves de Ulhoa tomó pose como miembro efectivo de la Academia Montesclarense de Letras.
Tomó y está tomando, firme, seguro, solemne, en una fiesta bonita, acogedora, armoniosa, donde sus dos hijas: Marta y Rachel fueron maravillosas como artistas y como hijas y su mujer, CECI, en radiante y serena alegría, participó conscientemente del justo homenaje al marido. Los amigos, que son muchos, por verle, también estaban allá, para el aplauso y para el abrazo. El más intelectual de todos, Haroldo Livio, comedido siempre, parece que creía a Ulhoa en el camino cierto. Bueno y agradable es el vivir unido y en unión.

Ulhoa ha sido un estudioso durante toda su vida, ni tan corta, ni tan larga, pues es nacido en 1925. Yo diría un moderado devorador de libros, de la literatura y de la filosofia, de la técnica y el arte pura. Un lector y un leedor de varias horas por día, en la ciudad o en la hacienda, de aquellos libros de cabecera o de libros de bolsilho. Todavía más de aquellos de lectura directa en los lilbros de la naturaleza, pues hacendado, es más filósofo que agricultor y pecuarista. De todo hay que sacar una lección de vida, un lado poético, un encantamiento existencial, un buen vivir.

Alumno de los antiguos misioneros del Sagrado Corazón de Jesús en Sao Paulo, Ulhoa cursó seis años intensos de humanidades estudiando ocho horas por día, sin derecho a vacaciones por más de quince días cada semestre. Sabe todo por día, sin derecho a vacadiones por más de quince días cada semestre. Sabe todo o casi todo de historia griega y romana, y aún no pasa vergüenza en incursiones de traducción en alemán, francés, inglés, así como el latín y del idioma de Xenofonte. Amante de la apologética y también aficionado de la cosmografía y cosmología y no desprecia la pintura y todas las ramas de las ciencias natureles.
Ya leyó Virgilio, Homero, Cícero, César y otros de la misma estirpe en el original. ¿Leyó o todavía lee? Modestamente no hace compromisos ni prega tan altas virtudes para los días de hoy.